Origen Navajas Victorinox
La historia de Victorinox es al mismo tiempo la de la legendaria navaja Suiza. Aunque dicha marca no era la única que producía aquel accesorio que terminó volviéndose inmensamente famoso, ciertamente ayudó a lanzar a la fama este popular artículo que aún hasta nuestros días mantiene intacto su legado. Empezando por la perfección en el diseño y fabricación de estas herramientas en cada una de sus piezas (además de su practicidad, versatilidad y elegancia), Victorinox es un sello que honra la cultura y los valores de una industria tan famosa como la relojera en el país Helvético.
Gracias en parte a que sus navajas evocan piezas de ingeniería tan sofisticadas como los mismos relojes, Victorinox empezaría poco a poco un ascendente camino desde que vio la luz a finales del siglo XIX. Con el paso de los años y su vinculación directa con hechos tan trascendentes como la segunda guerra, el popular producto fabricado por la empresa se convertiría en un icono emblemático y representativo de Suiza. Hoy en día, Victorinox ejemplariza además una marca que ha sabido reinventarse sabiendo trasladar de forma efectiva el prestigio y distinción asociada a sus navajas a una amplia gama de productos que van desde cuchillería, hasta relojes, ropa y accesorios para viajeros.
La famosa navaja: su nacimiento
La primera navaja hecha en Suiza nacería a petición del ejército de dicho país. Dado que como parte de la dotación que usaban los soldados se requería este tipo de accesorios, las navajas eran un elemento indispensable, no obstante, hubo un tiempo durante el cual estas debían ser pedidas a Alemania a raíz que la industria local estaba poco desarrollada para atender los demandantes requerimientos en calidad y cantidad del ejército. Sin embargo esta situación cambiaría en 1889. En ese entonces se introduciría un nuevo rifle el cual para ser desmontado, requería el uso de un destornillador. Así la solución para responder a esta nueva necesidad sería la de incorporar varios elementos en uno solo. Además de la navaja y el ahora necesario destornillador, la idea era crear una herramienta que también tuviera un escariador y un abrelatas que ayudara a los soldados a la hora de consumir sus raciones de alimento.
De esta manera hacia 1891 la empresa que recién había creado un hombre llamado Karl Elsener se encargaría de llevar a cabo esta labor.
La empresa en sus comienzos
En efecto esta empresa que recién estaba empezando y que apenas había logrado sobrevivir durante sus primeros años, tendría el desafío de atender los demandantes requerimientos del ejército Suizo. Esta se llamaba entonces Elsener Swiss, y sería la precursora de la marca Victorinox. Si bien en principio estuvo a cargo de toda la producción de navajas, cerca de dos años más tarde el ejército abriría espacio a otro proveedor a fin de no caer en favoritismos y crear algo de competencia que le permitiera hacer mejores negociaciones.
Origen del nombre Victorinox
Elsener Swiss, el nombre con que inicialmente se conocería la primera empresa Suiza proveedora de navajas para el ejército de dicho país, cambiaría dos veces de nombre. La primera ocasión fue en 1909 cuando su fundador Karl Elsener cambió el nombre de la empresa a Victoria en honor de su madre que recién había fallecido. Luego en 1921 volvería a cambiar su nombre cuando fue descubierto el acero inoxidable. En esa ocasión la abreviación del término Francés inoxydable (inox), se fusionaría con el Victoria dando lugar al famoso Victorinox.
Victorinox y Wenger
Curiosamente uno de los hechos que más llama la atención dentro de esta historia, fue precisamente aquel al que ya habíamos hecho referencia sobre la elección de un segundo proveedor de navajas por parte del ejército Suizo poco después de que la empresa de Karl Elsener se encargara de proveer estas de forma exclusiva. Motivada con el ánimo de evitar fricciones entre los cantones de habla Francesa y Alemana (territorios Suizos donde se encontraban Wenger y Victorinox respectivamente), esta decisión hizo que entrara en escena otra marca también hoy reconocida, la cual claramente también se pudo beneficiar del gran prestigio alcanzado por las navajas.
Si bien ambas marcas tenían su propia identidad que las distinguía, en esencia la diferencia que se podía encontrar entre los modelos diseñados por una y otra marca apenas era perceptible en la medida que ambas debían cumplir con los mismos requerimientos y especificaciones establecidas por el ejército.
Por su parte, mientras Victorinox se promovía como “La navaja original del ejército Suizo”, Wenger usaba el eslogan: “La navaja genuina del ejército Suizo”.